días con cabras, tirolesa y volcanes

Sumo este lugar dentro de mi lista de escapadas favoritas cerca de la ciudad. En Hacienda panoaya hay niñxs felices, mamás relajadas y papás sin prisa. aquí todo está en disfrutar de la naturaleza con actividades familiares 100% divertidas.

¿Necesitas un plan con niñxs que no implique avión, tráfico eterno o un enorme checklist de “cosas por hacer” más largo que tu lista de super? Hacienda Panoaya es tu lugar.

Este año, para celebrar mi cumpleaños, no quise ni un brunch con mimosa, ni un restaurante elegante con menú de degustación, quise algo más simple…, quise ver a mis hijxs correr y reír sin control, quise irme a Hacienda Panoaya.

Te cuento cómo fue nuestra experiencia, qué hicimos, qué comimos, lo que volveríamos a hacer (y lo que tal vez no), y por qué es un gran plan si buscas una escapada cerca de CDMX donde la familia completa la pase increíble.

Primero que nada, te estarás preguntando ¿dónde está y cómo llegar? Bueno está en el Estado de México, específicamente en el pueblo mágico de Amecameca, a aproximadamente una hora y media de CDMX. El camino es fácil y pintoresco (si no hay tráfico). ¡No cometas el mismo error que nosotros! Salimos en pleno viernes de quincena a las 16:00 horas…

Llegamos sobre las 18:30. Nos registramos, bajamos nuestro equipaje y estacionamos el coche. Luego nos fuimos a nuestras habitaciones, que aunque no son un lujo, están bastante bien acondicionadas. Tienen dos camas matrimoniales (ideales para familias de 2 a 3 niñxs), chimenea, televisión y calefactor. La decoración es rústica, tipo hacienda mexicana con toques de madera y grandes ventanales (donde tienes una increíble vista al Popocatepetl). El único pero que le pongo es que no tienen room service, y el restaurante lo cierran a las 18:00 horas…, algo bastante incómodo para quienes viajamos con niñxs…

En fin, esto no nos bajoneo. Decidimos salir al pueblo a comer algo. Y contrario a lo que pensábamos, hay varios establecimientos de comida a la redonda, entre ellos Master Steaks & Burgers (hamburguesas, cortes de carne y alitas en un ambiente relajado) y Europan Cafetería Artesanal (panadería- cafetería francesa que ofrece cenas ligeras). Decide según tu antojo.

Buffet y café calientito

Al día siguiente, nos levantamos a eso de las 9:00 am. Nos bañamos y alistamos para bajar a desayunar al Castillo de los Venados, el famoso restaurante de Panoaya. El lugar abre desde las 10:00 am y cierra a las 18:00 pm (como ya te lo había mencionado). Cuenta con un buffet increíblemente variado. Yo la verdad creía que la comida no iba a estar nada buena, pero me equivoque. Me sorprendí al ver que había barra de frutas y verduras, zona de omelettes y enchiladas, área de antojitos (quesadillas, tlacoyos, sopes y gorditas) y hasta parrilla al aire libre con cortes de carne, así como una barra de postres y pan dulce, entre otras cosas (que ya ni me acuerdo).

Y por si esto fuera poco, tiene un espacio pensado solo para los más pequeñxs. Mmmju, tu queridx picky eater no tendrá más pretextos. En una vitrina montada a la altura de los niñxs se exponen waffles, hotcakes, banderillas, pasta, nuggets, cuernitos, molletes, gelatinas, gomitas dulces y hasta jicaletas. Mis hijxs no la creían.

Una vez que los niñxs terminaron de desayunar, se empezaron a poner súper inquietos, y claro que Diego (mi esposo) y yo aún no habíamos acabado… ¡Lo bueno es que veníamos acompañados por Viki y Luz! Dos increíbles personas que aman y cuidan a mis críos como si fueran suyos. Así que mientras terminábamos de comer, los niñxs pudieron adelantarse al parque, sin tener que salir del complejo. Sí, se pueden ir por la parte trasera del hotel y llegan perfecto a todas las atracciones.

Del corral a la tirolesa

Camila, Alonso y Leonardo prefirieron empezar por la granjita (mejor conocida como el Parque de Los Venados Acariciables) para después disfrutar todos juntos de los highlights de Panoaya. Y fueron felices ahí. De hecho, llegamos y pese a que llevaban una hora en esta área, no se querían salir. Y con toda razón, en esta zona puedes convivir no solo con venados, sino también con emus, llamas, puercos vietnamitas, vacas, cabras, conejos y hasta pollitos, ¡y a todos les puedes dar de comer!

De ahí nos fuimos a ver al tigre blanco. Esta es una de las actividades más populares (tiene costo extra sino cuentas con el Paquete Black) y puede que te toque o no. Se trata de una experiencia diferente con algún mamífero félido que está en el santuario por tiempo limitado. El encuentro se realiza en una zona controlada por personal capacitado. Te dan una breve explicación sobre la especie y sus cuidados, y te dejan tomarte una foto con el cachorro en turno. A nosotros nos tocó conocer a Perla, un tigre blanco bebé de tan solo dos meses de edad que nos enamoró.

A un lado del tigre blanco está el Lemurario (también con costo extra si no tienes Paquete Black). ¡Vale mucho la pena! Amamos tocar y cargar este animalito originario de Madagascar. Igual te dan una pequeña descripción sobre estos cariñosos y juguetones marsupiales, y te dejan tomarte tu foto del recuerdo. De verdad no dejes de visítalos y conocer un poco más de su especie, son tiernísimos.

Bueno y después de tanto animalito, mis hijxs ya morían por la acción. Obvio lo primero que les llamó la atención fue la tirolesa. En un principio me negué a subir, pero después vi que habían personas casi de la tercera edad subiéndose y no iba a quedarme atrás. ¡Fue súper divertido! Creo que es la atracción en donde puedes llegar a encontrar más fila, pero nada grave. Y quédate tranquila que todo está bien puesto. En la parte de abajo te ponen el equipo (arnés y casco de protección) y en la de arriba te esperan para lanzarte. Sí, a más de 10 metros de altura sobre el lago y a una distancia de 200 metros. Nosotros nos subimos miles de veces. Solo ten en cuenta que es para mayores de 4 años.

¿Qué qué más hay? Varias atracciones. Una de ellas la arquería. ¡Sí, lo adivinaste! Después de toda la adrenalina que liberáramos en la tirolesa, fuimos a desafiar nuestra puntería a esta área del parque. La atracción es independiente a cualquier paquete, pero tu pago incluye el equipo para que puedas tirar y asesoría de expertos. Hay arcos para niñxs y para adultos. Si me preguntas si vale la pena pagar ese extra, definitivamente te diría que sí, es algo que no encuentras fácilmente y súper diferente.

Obvio ya para estas horas andábamos cansados y con un poco de hambre, pero no queríamos dejar para después a la jirafa y el show de los Animales Asombrosos. Como todavía faltaban 15 minutos para el espectáculo, fuimos primero a darle de comer a Coco, un mamífero artiodáctilo Masai. Lechuga, zanahorias y nopales fueron algunas de las verduras que nos dieron para alimentarla, y siempre nos recalcaron que bajo ninguna circunstancia le diéramos la comida si ésta había tocado el piso. Me impresionó el tamaño de su lengua y más aún el color, era casi negra…

En fin, justo cuando estábamos bajando las escaleras de la jirafa, comenzaron a vocear la primera llamada para el show. Corrimos a formarnos, y al cabo de unos minutos ya estábamos dentro del auditorio. Agradecí esta actividad. Me pude sentar, comer unas palomitas y beber un refresco, mientras conocíamos varias especies en peligro de extinción durante más de media hora. Y la verdad está bastante padre, los niñxs pueden participar en el show y al final te puedes tomar fotografías con algunos de los animales expuestos, nosotros escogimos al cocodrilo bebé y a la boa… ¡Impactante haber estado tan cerca de estas especies!

Una vez que finalizara el espectáculo, queríamos ir al paseo en lancha y al laberinto inglés, pero tuvimos la mala suerte de comenzó a llover, así que mejor nos fuimos directo al restaurante a comer y descansar el resto de la tarde.

Por la tarde, los niñxs decidieron ir a la alberca (que por cierto está techada) mientras que nosotros nos relajamos en el jardín del hotel con una copa de vino tinto. Y antes que diera la hora de la cena, como padres precavidos que somos, encargamos un par de pizzas (que el lobby nos facilitó el contacto) para comer en la habitación. A las 21:00 horas ya estábamos todos acostados y listos para dormir.

La última y nos vamos

Como nunca nada es suficiente, y aún nos faltaban algunas atracciones, tomamos un rápido (pero abundante) desayuno y nos fuimos al parque para disfrutar del último momento. La verdad es que el día no nos favoreció mucho (amaneció muy nublado), y además ya no contábamos con tanto tiempo, así que fuimos a donde teníamos que ir.

Claramente no nos podíamos ir de Amecameca sin haber pisado el Laberinto, dar un paseo en la ciclopista y echarnos por la tirolesa (una vez más).

Lo primero fue el Laberinto. Más de 5 mil metros cuadrados de cedros nos estaban esperando. A mis hijxs les fascinó entrar a este lugar diseñado por caminos intrincados y sinuosos. Nos confundimos varias veces, pero eso lo hizo más divertido. Cada uno de mis niñxs llevo el liderazgo del camino por cierto periodo de tiempo. No te lo puedo negar, hubo un momento en que creí que no íbamos a encontrar la salida, pero como a los 10 minutos ya estábamos fuera. Y quédate tranquila que si no la llegas a encontrar tú, siempre puedes gritar y levantar la bandera para que el personal vaya a ayudarte.

Saliendo corrimos a la ciclopista, una pista de tamaño medio perfecta para pedalear a toda velocidad. Solo tienes que entrar a la zona, ponerte un casco y tomar la bici de tu preferencia para comenzar el recorrido. En la ruta pasaras por la resbaladilla gigante, pero no puedes bajarte y dejar la bici votada. Debes acabar tu trayectoria, dejar tu vehículo y luego dirigirte a la resbaladilla. Políticas de la empresa (jijijiji). Excelente para hacer tu ejercicio del día, admirar la belleza de los volcanes y realizar otra actividad con tus hijxs.

Y para cerrar con broche de oro, una lanzadita por la tirolesa. Como era domingo, y estaba a punto de llover, la fila era nula. Pasamos luego, luego. Gritamos a todo pulmón, y dijimos “hasta luego” a Panoaya, mi regalo de cumpleaños perfecto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *